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MI AMOR POR LOS MÍOS

MI AMOR POR LOS MÍOS

Es duro ver cuando los hijos dejan el nido. Cuando vivían conmigo, jamás vino a mi mente el que algún día tomarían sus propios caminos y se  irían de mi lado, y casi sin darme cuenta se me fueron de las manos; ¿saben qué?, supe que nunca me pertenecieron. Entendí que Dios los envió para que los formase en Él y eso hice juntamente con mi esposo, nos los prestó el Señor para que los formásemos, para educarlos conforme a los príncipios bíblicos y para que años después ellos formaran sus propias familias, sus propias vidas. Crecieron, se hicieron hombres y mujeres profesionales (por la gran ayuda de nuestro Dios).
No hay hijos preferidos como creen algunos hijos de sus propios hermanos. Hay hijos (que por sus condiciones especiales) se atienden más, con tanto esmero que acaparan la atención de nosotros los padres, pero no se quieren más que al resto de los hijos,  simplemente se atienden más porque lo necesitan, solo eso. Cada hijo debe vivir a plenitud su infancia, el mayor no debe ser nunca ejemplo de los menores, esa responsabilidad toca a nosotros sus padres, cada hijo debe vivir su edad sin el peso de una responsabilidad que no les corresponde.
"La vara de la corrección le quita la necedad al muchacho"(Proverbios 13:24) de nosotros depende levantar hombres de bien o delincuentes para su propio mal. La vara de la corrección no es para golpear o maltratar, la vara de la corrección es para ejercer la autoridad en nuestros hijos impregnada del amor que sentimos por ellos y ellos aprendan respeto y así mañana ellos mismos sean respetados. 
Ayer hijos, hoy padres, mañana abuelos. Consuela mucho el haberlos “levantado” en los caminos del Señor, pues siempre estarán caminando con Él doquiera que vayan. Mi hermoso Dios es fiel, siempre fiel.
De nuevo nos encontramos solos los papás como cuando empezamos la una vida juntos.
Sheila

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