Ir al contenido principal

MI TESTIMONIO EN CRISTO JESUS

MI  TESTIMONIO  EN  CRISTO  JESÚS 

Fui levantada en un hogar cristiano-católico, con costumbres y tradiciones típicas de la religión; mi madre inculcó en cada uno de nosotros el temor a DIOS, nos instruyó a vivir conforme a las buenas y sanas costumbres de la época y de la familia dentro y fuera del hogar (aunque ella no era de estar metida de cabeza en la iglesia, ¿cómo hacía?, aunque la asistía una colombiana muy amada por todos nosotros ¡¡fuimos 7 hermanos seguidos!!); ella fue una hermosa mujer que sí trató al menos de cumplir con los rituales dominicales de la iglesia católica y sobretodo en los días de las festividades de la virgen según la tradición de la sociedad en la que fuimos levantados. 
 Formada como fui en colegios católicos privados para señoritas (antes no existían los colegios católicos mixtos), me levanté con una excesiva timidez ante la presencia de  otras muchachas con demasiada libertad para mi gusto con los del sexo opuesto, ¿yo ante los muchachos? ¡¡peor todavía!! (para  todo era pecado por lo enseñado por las monjas y curas de mi época) me acostumbré por lo tanto a ver a  los del otro sexo bien de lejos y no a lidiarlos de cerquita;solamente trataba a los amigos de mis hermanos mayores (la casa se mantenía llena de ellos), pero muy a pesar de ello fui  muy timorata con los varones de mi edad. Hoy en día reconozco que no fue del todo bueno para mí el estudiar en colegios exclusivamente para señoritas, mi mamá creyendo hacerme un bien nunca quiso inscribirme en institutos o colegios mixtos sino de solamente señoritas. Por ende, basada en mi poca experiencia para el trato con muchachos, mi esposo y yo de mutuo acuerdo decidimos que nuestros hijos  estudiasen en colegios mixtos para que aprendieran a defenderse y a lidiar con ambos sexos desde pequeñitos.  
Mi padre fue un buen hombre, quedando huérfano a muy temprana edad (cuatro años, su mama murió de 19 años) tuvo que batallar mucho para salir adelante por su cuenta, y lo logro. Aprendió ingles perfectamente estudiando con discos de la época por si solo. Se hizo comerciante, mediaba y vendía instrumentación para las industrias y gano mucho dinero, era un  hombre de negocios.En ese entonces mi padre me inscribió en un colegio bellisimo (La Academia Merici) pero nunca me acople a ninguna de mis compañeras, no era de mismo estrato social, una que otra trato conmigo, pero no todas fueron cercanas a mi y yo me sentía realmente muy infeliz entre ellas, mis notas bajaron considerablemente. Mas hoy en día, las vuelvo a encontrar, aquellas que no pude "conocer" las he encontrado y halle en ellas hermosas mujeres de mucha calidad humana. Mi padre me hizo repetir el primer año de bachillerato en otro colegio (Zaragoza) con solo tres materias, Así, mi adolescencia y bachillerato los pasé en los patios de colegios de monjas, pero uno muy amado por mí: el Colegio Zaragoza de las monjas marianitas, fue allí donde viví los mejores días de mi adolescencia. Aun mantengo buena amistad con algunas de mis compañeras de estudios de aquel entonces Fue en ese colegio donde aprendí a amar las Escrituras y sentir temor reverente a Dios como me lo había inculcado mi madre. 
Rodeada como estaba de monjas y curas, estando en el colegio, sentí mucha atracción por vivir como yo creía que Dios quería que viviese.
Los años pasaron, me enamoré y me casé con el mejor de todos los hombres: Nelson Enrique Manzanero Finol, a quien conocí de apenas cinco años de edad pues era muy amigo de uno de mis hermanos. Nos casamos en Marzo de 1.972 el de 27 años y yo de 22. Cuando cumplí 29 años de edad (ya con mis dos hijitas mayores nacidas), ardía aun en mi alma el deseo de conocer o saber más del Señor no sabiendo por qué; tenia problemas matrimoniales (¿quién no los tuvo?) pero yo me sentía bastante desorientada pero tenia la certeza en mi corazón que había algo más en cuanto a Dios, me decía a mi misma que Jesús había venido para hacer algo más que redimirnos… pero redención, ¿qué era eso realmente?.  
En una oportunidad, una prima hermana muy cercana a mi me invitó para que asistiera a un cursillo de cristiandad (católico). La  experiencia fue inolvidable para mi. Recuerdo que la coordinadora del grupo me dijo que Dios me había escogido para que fuese líder de un grupo de 10 mujeres….?!,  para nada le creí, pues yo misma estaba rota por dentro ¡¿cómo podía yo liderizar a nadie y mucho menos escogida por Dios para eso?!, también recuerdo que en otra oportunidad me puso a orar en voz alta dentro de la capilla, (¿¡cómo podía yo orar!?), ni siquiera sabia como,  entonces recuerdo que dije algo así: Señor, ella dice que te hable pero yo misma no sé ni que decir, no tengo nada de que hablar, y me callé, la coordinadora solo me miró y también calló bajando la cabeza… (¿Qué será de la vida de esa hermosa y paciente señora?). Más hubo algo que si fue inolvidable para mi, nos hicieron arrodillarnos ante una crucifijo de madera que estaba colgado en una pared de la capilla del recinto “a solas con Dios” decían, y estando yo solita sin nadie a mi alrededor, me arrodillé ante el crucifijo y empecé a hablar con Dios a mi manera, más abriendo mis ojos y mirando hacia arriba y viendo ese  crucifijo que colgaba en la pared, por primera vez me sentí  tremendamente ridícula arrodillada frente a un palo de madera con un muñeco entallado, puedo recordar que me dije a mi misma: “¿qué estoy haciendo aquí ante este palo?, Dios no puede estar ahí, ¡solo es un palo!”, me levanté silenciosamente y salí de la capilla, a nadie dije nada sino que lo guardé en mi corazón. 
Los días pasaron una vez fuera del recinto y ya en mi hogar  había creído que había encontrado lo que buscaba, pues asistiendo a unas reuniones de oración y lectura bíblica me sentía al menos contenta, pero yo hacia muchas preguntas y el sacerdote (muy buena gente por cierto) no me dejaba satisfecha con sus respuestas, comprendí más tarde que no me las podía responder pues  el mismo no tenia las respuestas 
En aquel tiempo conocí a un buen hombre, un sacerdote católico de avanzada edad (Tomas, Tomas y Tomas, así se hacia llamar), realmente por su manifiesta sincera humildad daba testimonio de una vida de entrega al Señor;  recuerdo una vez, encontrándome envuelta de interrogantes y dudas, le pregunté:

 Si Dios es tan bueno y perfecto, ¿por qué hizo este mundo tan malo, tan lleno de sufrimiento y dolor? “,
 él quedó pensativo por unos momentos y me preguntó:
”¿eres casada?”, le dice que si“¿tienes hijos?” volvió a preguntar, le respondí afirmativamente una vez más, entonces me dijo: si tu sabias que el mundo es así de malo, donde hay sufrimiento y dolor, ¿por qué los trajiste al mundo?”…. no esperaba esa pregunta pero rápidamente recuerdo que le respondí:”por amor, porque amo a mi marido, entonces él dulce viejecito me contestó: “también Dios por amor el Señor nos trae a este mundo que El NO preparó de esta manera, pero su protección esta presente en nuestras vidas... me dejó en una sola pieza, no esperaba esa respuesta, deduje pues que definitivamente Dios es bueno y nosotros testarudos y desobedientes.  

MI  ENCUENTRO  PERSONAL  CON  EL 

Mi búsqueda del Señor continuó por otro tiempo más, le buscaba a mi manera y me deprimía frecuentemente al no hallarlo, me dejé visitar por testigos de Jehová, bautistas, adventistas, etc., hasta que un día ya cansada de preguntarle a medio mundo y escuchar aquí y allá, tomé la Biblia que alguien me la había regalado, me senté en la sala de mi casa (allá en Kennewick, Washington State, U.S.A.) y abriéndola en el Libro de Juan, comencé a leer con hambre de entender y encontrar aquello que desconocía, más llegando al capítulo 14, versículo 6, me encontré con este pasaje: YO SOY EL CAMINO, Y LA VERDAD, Y LA VIDA; NADIE VIENE AL PADRE SINO POR MI”fue más de lo que podía soportar, me dije a mi misma: “¡qué hombre tan arrogante!, ¡cómo habla así de sí mismo!”, cerré la Biblia y la puse a un lado por un rato refunfuñando acerca de lo que acababa de leer, pero momentos más tarde retomé la lectura y volví a leer el pasaje en cuestión : YO SOY EL CAMINO, Y LA VERDAD, Y LA VIDA; NADIE VIENE AL PADRE SINO POR MI”, pero esta vez me golpeó más fuerte a mi  corazón y a mi mente, me pregunté a mi misma: “¿y los judíos?, ¿los musulmanes?, ¿los budistas?, ellos no creen en Jesús,¡¿están perdidos?!, cerré la Biblia con fuerza y enojada la tiré contra la pared de mi sala creyendo de todo corazón que ese libro no era bueno pues no era verdad que Dios amaba a todo el mundo ya que excluía a este grupo de personas; quedándome recostada en mi sofá, pensé y pensé mucho acerca de estas cosas hasta quedarme profundamente dormida. Dos o tres horas más tarde (no sé cuanto tiempo) desperté y al abrir mis ojos y lo primero que vi fue mi Biblia tirada en el suelo (abierta y doblada por el golpe que recibió al tirarla con tanta fuerza contra la pared), viendo esto “vuelvo en mí” y casi como en una exclamación de dolor, temor y temblor en mi corazón, dije en voz alta: “ ¡¡Señor, Dios, te he negado!!, tu eres mi Dios y mi Señor!!, yo soy la que no entiende nada”corrí a recogerla, abrí mi blusa, metí la Biblia dentro de ella (en mi pecho), la cerré y de rodillas recuerdo que hice la oración más importante y hermosa de toda mi vida pues mi diario vivir cambió desde ese momento: Señor Jesús, tú eres mi Dios, yo soy quien no entiende nada y te pido perdón por haberte negado, mil veces perdón, mete este libro muy dentro de mí y cámbiame por favor, ayúdame a entender, haz de mi una mujer para ti”estoy segura que desde ese momentoYO NACÍ DE NUEVOEl lo hizo, El me cambió. 
Los días que siguieron fueron difíciles para mí, pues me costaba aceptar declaraciones tales como:”Yo soy la resurrección y la vida”, “Yo soy el pan de vida”, “Yo soy el pastor de las ovejas”, etc., etc., pero como por gracia de Dios puedo cantar, inmediatamente cantaba una alabanza que aprendiera desde hace mucho tiempo atrás que dice “Yo creo en ti, yo creo en ti, si ciegos mis ojos al mirar no te ven, yo creo en ti”, de esa manera batallé y batallé conmigo misma hasta que pude creer y entender de corazón a corazón, que Jesús es mi Redentor y mi Soberano y  Todopoderoso Dios y que por su entrañable amor ama aun a los musulmanes, judíos, budistas, a todo pecador pues por ellos también murió. 
Hoy en día soy una agradecida y gozosa sierva del Señor que todavía tiene mucho que aprender del Señor y que sabe y entiende que necesita seguir siendo su discípula hasta que el venga por mí o por todos nosotros, su iglesia.  
Dios es impactante, su misericordia es nueva todos los días, esperamos su venida. ESTE ES UN HERMOSO, MARAVILLOSO Y REAL ESTILO DE VIDA QUE EL DESDE LA CRUZ NOS LEGO.
                                         
                                             Sheila de Manzanero 

Comentarios